martes, 25 de septiembre de 2012

EL ACCIONAR DEL HOMBRE EN SU MAS ESTRECHO VINCULO CON EL LENGUAJE Y LA LITERATURA.


EL ACCIONAR DEL HOMBRE EN SU MAS ESTRECHO VINCULO CON EL LENGUAJE Y LA LITERATURA.


El hombre es un ser social por naturaleza, a través de su interacción con el mundo se va formando, va logrando adquirir las competencias necesarias para su “saber hacer”, por lo que es indudable reconocer a la palabra como el elemento primordial de sociabilidad y por ende darle el lugar al lenguaje y a la literatura como las fuentes de esa riqueza de accionar de los individuos, de manera que son estos los que permiten una formación integral al hacer del hombre un ser más completo, competente y útil para la sociedad.

De esta manera la literatura se caracteriza no solo por representar la identidad cultural de la comunidad donde nace, sino que desde su esencia esta misma crea  identidad, generando los elementos necesarios para determinar una estrecha relación entre los procesos culturales que lleva a cabo una comunidad, con la construcción y estudio crítico de un texto literario. Dentro de esta funcionalidad el individuo reconoce la necesidad de encontrar el significado de las circunstancias de su entorno próximo a través de un lenguaje más elaborado que se forma a partir de su experiencia. La literatura nos provee de una particular relación imaginaria con lo real, los textos literarios permiten el despertar de una existencia compleja por medio del suscitar de lo estético; ofreciendo un campo de representaciones liberadas de la realidad que impulsan el carácter crítico y reflexivo del hombre, promoviendo la apertura de un lugar de convergencia ideológica.

Por consiguiente la literatura al hacer uso del lenguaje como instrumento, dando lugar a un producto estrechamente social, lleva implícitas unas características de carácter temporal y espacial, de manera que permite hallar áreas culturales emergentes de una realidad inmediata que se hacen perceptibles al hombre desde su representación social y la capacidad cognoscitiva que ha desarrollado a lo largo de las experiencias vividas.

Como lo señala Mikhail Bakhtin que la construcción de sentido depende de la valoración social que se haga del texto literario y de los contextos que este engloba. Para él  todo enunciado se inserta en un contexto social e histórico; que de una u otra manera elaboran el sentido del texto:

Siendo a la vez un complejo material- fónico, articulatorio y visual-el enunciado es al mismo tiempo parte de la realidad social. Al organizar la comunicación hacia una posible reacción de respuesta, el enunciado también reacciona a algo que esta entretejido indisolublemente en el acontecimiento de la comunicación. Su realidad unitaria ya no es la de un cuerpo físico, sino la realidad de un fenómeno histórico. No solo el sentido del enunciado es socialmente significativo, sino también el mismo hecho de su enunciación, en general, el hecho de su realización aquí y ahora, en estas circunstancias, en el momento histórico dado, en las condiciones de una determinada situación social. (Mikhail Bakhtin, 1985).

De esta forma queda al descubierto como Bakhtin articula los conceptos de literatura y contexto o cultura en una unidad de comunicación y fortalece los lazos entre el texto literario con su origen para lograr una mejor explicación del mismo.

Sobre esta línea cabe resaltar la importancia de estos elementos espacio y tiempo en el lenguaje y la competencia literaria del lector, al sumergir en el proceso, aspectos socioculturales que generan una comunicación espontanea con el receptor mientras lo induce, dejándole abiertos diversos espacios de interpretación de la obra al no revelarle realidades exactas.

Así por medio de la pedagogía se pueden construir diversas posibilidades de trabajo con la literatura desde el aula, teniendo en cuenta la edad cronológica del pensamiento de los estudiantes. Los lineamientos curriculares de la lengua castellana hacen énfasis en la evolución de los niveles de complejidad a medida que avanza el grado de escolaridad, que pasan desde la identificación hacia procesos de interpretación, explicación y producción de textos; revelándole al maestro alternativas para alcanzar la formación de lectores competentes y por ende de ciudadanos socialmente íntegros.

Desde la escuela los maestros pueden lograr el cambio del accionar de los estudiantes en su individualidad al prepararlos no solo para que adquieran el hábito de leer en el ámbito extraescolar sino que comprenda el sentido del texto bajo la argumentación. Todo esto gracias a la competencia literaria y crítica del profesor, quien por medio de sus experiencias lectoras posibilita espacios de retroalimentación literaria en donde selecciona textos acordes a las necesidades del estudiantado dentro de un proceso de intertextualidad.

Para Bajtin hay un “dialogismo interno de la palabra” y “lo interno no se basta por sí mismo esta dialogizado” (1982:327). Es así como Bajtin le da al escritor el carácter activo a través de la intertextualidad, el cual comparte a través de su obra con el lector quien a su vez entabla un proceso dialógico con este y con la obra en un entrelazado cultural entre el presente y el pasado de la misma, sugiriendo así distintas relaciones culturales que le permiten comparar diversas obras y reforzar su competencia, ingresando al universo literario lectores dotados de competencias discursivas, bajo estructuras ideológicas concretas propuestas por el autor.

De acuerdo con Oleza la ideología opera como una forma de mediación entre la realidad y la obra (Oleza: 1981,182) generando aspectos primordiales en la exploración y abordaje de un tópico social que se expone con el objetivo de lograr una transformación social y humana en la literatura análogamente con la capacidad reflexiva y critica del lector.

Por consiguiente el encuentro del significado de la obra depende de mecanismos o elementos ideológicos  resultantes de la misma, en donde escritor y lector se conjugan bajo una intención discursiva que expone el autor y se inmortaliza en el pensamiento de quien lo lee.

Todo esto parece confirmar la inevitable compatibilidad entre los pilares socioculturales que determinan a los individuos y el lenguaje como instrumento de la literatura de manera que precisa formas de coaccionar la problemática ideológica y critica con que se enfrenta las demandas de la sociedad. Desde la escuela se permite la inmersión de la literatura como un encuentro entre el texto literario en su estructura más profunda con el pensamiento y la conducta del hombre; de ahí el carácter social del texto en su relación con el contexto.

Teniendo en cuenta la incierta realidad social en que vivimos se acentúa la importancia de que los maestros lleven a la escuela alternativas para construir procesos significativos y permanentes que dejen huella en las iniciativas de cambio que se han idealizado desde tiempos remotos, a partir de los altos índices de delincuencia, corrupción, ilegalidad con la que convivimos a diario queda más que demostrado que la falta de cultura y el nefasto desconocimiento de nuestra realidad mundial no ha permitido tener una visión clara del panorama en que vivimos, dejando a la cabecera otros que toman como títeres a los más desprotegidos.

En conclusión podemos precisar una vez más el poder de las letras sobre el “saber hacer” del hombre, el poder de las palabras al formar e impulsar la competencia critica por medio del sentido que se oculta en los renglones de cada texto  y los procesos cognitivos y procedimentales completos que se pueden desarrollar en el aula en un acto de retroalimentación entre maestro-alumno, lector-escritor, texto-cultura- ideología y sociedad. No obstante cabe traer a mención ya para finalizar una frase que ejemplifica lo anterior En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna de un hombre, decidiendo el curso de su vida”( Ralph Waldo Emerson (1803-1882)) 




CONCLUSION ENCUENTRO 1

Con el paso del tiempo  el lenguaje fue proporcionando una disciplina encargada de expresar pensamientos, sentimientos y experiencias que son  reflejadas en la literatura, la cual brinda un espacio para transformar el pensamiento del hombre a través de las letras. De tal forma que se genera un vínculo entre el autor y el lector; ya que el autor escribe  acerca de sus experiencias vividas  y el lector se sumerge en la lectura construyendo una identidad de su realidad que puede influir significativamente en su forma de actuar y pensar.
De esta manera queda evidenciada la pobreza ideológica y visionaria de la sociedad, como lo señalaba William Ospina en su texto “la franja amarilla” mostrando como un país, a pesar de su riquezas se muestra inerte ante la realidad que se vive ,para esto el autor comparte su conocimiento y busca generar una reacción en el lector logrando que este tome una posición frente a la realidad que se muestra y tome conciencia de lo que se vive formando así un lector activo y competente capaz de dar respuesta  a las diferentes problemáticas que vive la sociedad.

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