¿CUALES SON
LOS PLANTEAMIENTOS TEORICOS QUE PROPONE TERRY EAGLETON PARA DESARROLLAR LA
LECTURA CRITICA?
Los
planteamientos dados por Terry Eagleton a la lectura crítica son:
·
El
critico identifica los códigos adecuándolos para descifrar el texto y luego los
amplia.
·
Los
códigos del texto y del lector se convierten en los conocimientos unitarios.
·
El
lector ideal y competente suprime la verdad acerca de que todos los juicios de
competencia son cultural e ideológicamente relativos.
·
El
lector aplica ciertas reglas al texto para una interpretación amplia de la
realidad.
·
El
lector ideal según los idealistas tendrían que estar perfectamente equipados
con todo el conocimiento técnico esencial para descifrar el texto
¿POR QUÉ SE DICE QUE LA LECTURA DE UN
DISCURSO LITERARIO Y LA CRITICA DEL MISMO, ES UN EJERCICIO CONCEPTUAL MEDIADA
POR UNA RELACION PRAGMATICA ENTRE LECTOR/ESCRITOR?
La obra literaria trae consigo un
mundo de significados que le exigen al lector tomar un papel activo y protagónico
que promueve dejar la inercia del texto a través de la interpretación del
mismo. En la relación que se establece entre el lector y el autor de la obra se
construye un vínculo en donde las funciones que desempeñan se rigen bajo la
idea de construir un conocimiento unitario de la realidad que se expresa en el
texto.
LA
CRITICA ESTRUCTURALISTA EN LA FORMACION DE UN LECTOR IDEAL: EN DONDE LECTOR,
AUTOR Y CONTEXTO CONVERGEN PARA GENERAR UN CONOCIMIENTO UNITARIO.
CIPAS: THE ANGELS María Cortes
Silvia Coronado
Jessica Barragán
David Rodríguez
La literatura es la
representación estética de la realidad, cada uno de los elementos que la
integran promueven una relación retroalimentaría entre el lector y el autor
dentro de un mundo de significantes que se construyen a partir del contexto. De
esta forma cabe señalar la importancia resultante de hacer un estudio más
elaborado de la obra a partir de los elementos que la circundan y que adquieren
significado por todas las demás cosas que la rodean en una situación
determinada; promoviendo la formación de un lector ideal con la capacidad de
desarrollar las estructuras cognitivas que dan forma y significado a lo
esencialmente insignificante, trascendiendo la obra de manera que esta se
construya y tome sentido en sí misma.
En esta medida es de
considerarse que el estructuralismo tiene como objetivo central y prioritario
el estudio de los sistemas de significación y representación; la semiótica
entendida por Saussure se define como “una ciencia que estudia la vida de los
signos en el seno de la vida social”, es
decir el estudio de la forma en la que dichos signos comunican algo y las
reglas que gobiernan su uso; en base a estas apreciaciones se descubre la
estrecha relación entre el estructuralismo y la semiótica como ciencias que construyen
el significado por medio de las relaciones internas de las estructuras que
forman la obra con sus modos de dar sentido a lo que expresa; en donde cada
signo se combina y genera un significado.
En consecuencia con
lo anterior se trae a mención como forma de ejemplificar esa relación de la
particularidad del signo que se conjuga con otros signos mediante un conjunto
de estructuras formales que se consolidan desde la poética, dejando un
significado como resultado de diversos determinantes y que se exponen
abiertamente en la poesía desde el momento en que activa este proceso de
significación, de forma que una palabra consta de cierta independencia como
objeto de valor en sí mismo. Por eso Jakobson establece que “la función poética
proyecta el principio de equivalencia desde el eje de la selección hasta el eje
de la combinación”; teniendo en cuenta que el signo debe ser estudiado no como
reflejo de la realidad externa sino además desde su naturaleza misma,
conjugando elementos que perfilan en la relación usual con el referente. Es así
desde este punto en que la poesía se encamina hacia el simbolismo, movimiento desarrollado por Stéphane
Mallarmé y Paul
Verlaine en la década de 1870; tras la búsqueda de
trascender y trasformar esa realidad con miras a la sensibilidad; potenciada en gran medida por medio de
escritores como Charles Baudelaire y Jean
Nicolás Arthur Rimbaud, quienes marcan
una época de escritores que permiten descifrar el mundo dentro de la conexión
que el autor construye con los objetos sensibles en el texto.
Por lo que para
Rimbaud, el poeta debía hacerse “vidente” por medio de un “largo, inmenso y
racional desarreglo de todos los sentidos”, en donde una palabra genera un
sistema de relaciones que contrastan en patrones de similitud, oposición, o
paralelismo; a partir de su sonido, significado y ritmo y por sus
connotaciones; de esta forma la poesía funciona como activador de
significados. Por consiguiente en esa
representación simbólica nace el hecho de que las características particulares
de los llamados poetas malditos dentro de esa línea de hallar el sentido de la
realidad a través de la palpabilidad de los signos consignados en recursos estructurales que
llegan a materializarse o no en la obra, surgen bajo la necesidad del
reconocimiento de la diferencia; permitiendo así un grado de percepción que
conlleva a producir un significado tomando en cuenta los elementos para
establecer cualquier tipo de comunicación que pueden predominar en un acto
comunicativo.
En esta línea el
significado del texto se asimila bajo el horizonte de la teoría de la recepción
que propone Lotman, en donde el lector por medio de “códigos receptivos”
conjuga el texto en relación con sistemas de significación más amplios que
ponen a disposición no solo la estructura interna del texto sino además vincula
estrechamente aspectos externos que condensan el significado de la obra.
Dentro de este marco
ha de considerarse la importancia de proyectar un lector ideal que no solo
tenga en cuenta las estructuras explicitas e implícitas del texto sino que
promueva esas estructuras formales a niveles más completos de significación en
donde “la crítica literaria responde con mayor fuerza a la forma y el lenguaje
tomando el significado del texto en relación con otros textos, códigos y normas
que rigen la literatura y la sociedad” como lo propone Lotman. Tras la
generación de un canal de comunicación entre las obras, a través del dialogismo
planteado por Bajtin, en donde bajo una ley colectiva las obras se van tejiendo
por medio de un entrelazado cultural que la relaciona con el universo exterior
a ella, generando un dialogismo entre los vaivenes de su presente y pasado,
pautando quizas un lector que consolide su interpretación en la experiencia.
Asimismo puede
afirmarse que el estructuralismo promueve la formación de un lector ideal, con
la capacidad de presentar preguntas más amplias sobre el significado cultural e
ideológico del texto; estableciendo una relación de significación entre
elementos culturales que derivan su interpretación de otros elementos en el
mismo sistema, en donde las acciones, eventos y objetos adquieren sentido
dentro del sistema cultural en que se desarrolla, bajo el equipamiento cognoscitivo
esencial para descifrar la obra; haciendo del lector uno solo, en la triada
texto-autor y lector ; permitiendo la formulación de multiplicidad de
interpretaciones en la pluralidad del texto. De esta manera como lo señala
Barthes en esa búsqueda del lector ideal, se toma la intención del autor de la
obra como un elemento más de interpretación que conlleva a la creación activa
por parte del lector a través de un análisis textual que construye significado,
dentro de un proceso enriquecedor válido en la interpretación de la misma, a
través de una lectura abierta que da paso a la libertad de cualquier limitación,
desplegando diferentes tipos de significados a través de códigos o lexías que
posibilitan la organización estructural del texto y la percepción significativa
de la naturaleza del mismo. Es así como la obra deja de ser inerte a través del
lector y este a su vez deja su inercia y docilidad frente a la línea sugerida
por el autor en un continuo trayecto en donde se separa de la obra para seguir
su propio recorrido.
De modo que el
problema no es la definición de características internas o externas de la obra promovidas
desde la crítica en su trayectoria, sino el encontrar el punto en que la
existencia de la misma se descubra tras la conciencia del lector, quien recurre
a múltiples signos que componen el texto para crear significado, tras la
sensibilidad y la emoción de la lectura, es decir, el proceso de percepción que
permitió entrar en un juego de múltiples significaciones que en primera medida exigen
la definición estructural de la obra en su orden y ley y luego en la
contribución a la constitución de sentido requiere que haga uso de la
experiencia dialógica para contextualizar esos elementos o códigos con el medio
cultural del seno en que se produjo.
Por todo lo anterior
y ya para concluir el análisis crítico de una obra literaria se presenta como
un proceso inacabable de datos y elementos parciales que deben sumarse e
integrarse activamente dentro de la unidad estructural que vincula las
relaciones internas entre elementos y el todo; caracterizando la obra como un
mundo dentro de otro mundo más amplio; proyectado hacia el perfeccionamiento de
un lector ideal autónomo propuesto como un individuo que no haga impresiones de
la realidad sino que descubra su sensibilidad para encontrar referentes o
signos que en el trayecto critico deben aceptarse o situarse dentro de una
comprensión global de la obra y por ende la construcción de un conocimiento
unitario de retroalimentación entre lector, autor y contexto.
CONCLUSION ENCUENTRO 2
Tanto
el lector como el escritor desempeñan funciones en la lectura. El lector se
desenvuelve en el papel del autor y protagonista de la historia para dar vida
al texto, de esta manera se va creando un papel critico ejercido por el lector
que no consiste en solo juzgar si no en crear su propio lenguaje de forma
directa con la obra, para ello el estructuralismo postula un lector critico
capaz de identificar elementos precisos que le dan sentido al texto y que actúan
como códigos que construyen un significado parcial que se fortalece y
complementa en el contexto del lector. Para esto el lector requiere de una
buena documentación, desarrollando una buena competencia enciclopédica que le
permita abordar con más argumentos la lectura, desprendiéndose de la línea
planteada por el autor haciendo su propio análisis e interpretación de la obra,
en donde esta es un mundo dentro de un mundo más amplio.