lunes, 8 de octubre de 2012

ENCUENTRO 2 EL PAPEL DE LA LITERATURA, LA CULTURA Y EL LENGUAJE




¿CUALES SON LOS PLANTEAMIENTOS TEORICOS QUE PROPONE TERRY EAGLETON PARA DESARROLLAR LA LECTURA CRITICA?
Los planteamientos dados por Terry Eagleton a la lectura crítica son:
·        El critico identifica los códigos adecuándolos para descifrar el texto y luego los amplia.
·        Los códigos del texto y del lector se convierten en los conocimientos unitarios.
·        El lector ideal y competente suprime la verdad acerca de que todos los juicios de competencia son cultural e ideológicamente relativos.
·        El lector aplica ciertas reglas al texto para una interpretación amplia de la realidad.
·        El lector ideal según los idealistas tendrían que estar perfectamente equipados con todo el conocimiento técnico esencial para descifrar el texto

¿POR QUÉ SE DICE QUE LA LECTURA DE UN DISCURSO LITERARIO Y LA CRITICA DEL MISMO, ES UN EJERCICIO CONCEPTUAL MEDIADA POR UNA RELACION PRAGMATICA ENTRE LECTOR/ESCRITOR?

La obra literaria trae consigo un mundo de significados que le exigen al lector tomar un papel activo y protagónico que promueve dejar la inercia del texto a través de la interpretación del mismo. En la relación que se establece entre el lector y el autor de la obra se construye un vínculo en donde las funciones que desempeñan se rigen bajo la idea de construir un conocimiento unitario de la realidad que se expresa en el texto.
 



LA CRITICA ESTRUCTURALISTA EN LA FORMACION DE UN LECTOR IDEAL: EN DONDE LECTOR, AUTOR Y CONTEXTO CONVERGEN PARA GENERAR UN CONOCIMIENTO UNITARIO.

CIPAS: THE ANGELS                                                                                                                           María Cortes                                                                                                                                           Silvia Coronado                                                                                                                                  Jessica Barragán                                                                                                                                     David Rodríguez

La literatura es la representación estética de la realidad, cada uno de los elementos que la integran promueven una relación retroalimentaría entre el lector y el autor dentro de un mundo de significantes que se construyen a partir del contexto. De esta forma cabe señalar la importancia resultante de hacer un estudio más elaborado de la obra a partir de los elementos que la circundan y que adquieren significado por todas las demás cosas que la rodean en una situación determinada; promoviendo la formación de un lector ideal con la capacidad de desarrollar las estructuras cognitivas que dan forma y significado a lo esencialmente insignificante, trascendiendo la obra de manera que esta se construya y tome sentido en sí misma.
En esta medida es de considerarse que el estructuralismo tiene como objetivo central y prioritario el estudio de los sistemas de significación y representación; la semiótica entendida por Saussure se define como “una ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida  social”, es decir el estudio de la forma en la que dichos signos comunican algo y las reglas que gobiernan su uso; en base a estas apreciaciones se descubre la estrecha relación entre el estructuralismo y la semiótica como ciencias que construyen el significado por medio de las relaciones internas de las estructuras que forman la obra con sus modos de dar sentido a lo que expresa; en donde cada signo se combina y genera un  significado.
En consecuencia con lo anterior se trae a mención como forma de ejemplificar esa relación de la particularidad del signo que se conjuga con otros signos mediante un conjunto de estructuras formales que se consolidan desde la poética, dejando un significado como resultado de diversos determinantes y que se exponen abiertamente en la poesía desde el momento en que activa este proceso de significación, de forma que una palabra consta de cierta independencia como objeto de valor en sí mismo. Por eso Jakobson establece que “la función poética proyecta el principio de equivalencia desde el eje de la selección hasta el eje de la combinación”; teniendo en cuenta que el signo debe ser estudiado no como reflejo de la realidad externa sino además desde su naturaleza misma, conjugando elementos que perfilan en la relación usual con el referente. Es así desde este punto en que la poesía se encamina hacia el simbolismo, movimiento desarrollado por Stéphane Mallarmé y Paul Verlaine en la década de 1870; tras la búsqueda de trascender y trasformar esa realidad con miras a la sensibilidad; potenciada en gran medida por medio de escritores como Charles Baudelaire y Jean Nicolás Arthur Rimbaud, quienes marcan una época de escritores que permiten descifrar el mundo dentro de la conexión que el autor construye con los objetos sensibles en el texto.
Por lo que para Rimbaud, el poeta debía hacerse “vidente” por medio de un “largo, inmenso y racional desarreglo de todos los sentidos”, en donde una palabra genera un sistema de relaciones que contrastan en patrones de similitud, oposición, o paralelismo; a partir de su sonido, significado y ritmo y por sus connotaciones; de esta forma la poesía funciona como activador de significados.  Por consiguiente en esa representación simbólica nace el hecho de que las características particulares de los llamados poetas malditos dentro de esa línea de hallar el sentido de la realidad a través de la palpabilidad de los signos  consignados en recursos estructurales que llegan a materializarse o no en la obra, surgen bajo la necesidad del reconocimiento de la diferencia; permitiendo así un grado de percepción que conlleva a producir un significado tomando en cuenta los elementos para establecer cualquier tipo de comunicación que pueden predominar en un acto comunicativo.
En esta línea el significado del texto se asimila bajo el horizonte de la teoría de la recepción que propone Lotman, en donde el lector por medio de “códigos receptivos” conjuga el texto en relación con sistemas de significación más amplios que ponen a disposición no solo la estructura interna del texto sino además vincula estrechamente aspectos externos que condensan el significado de la obra.
Dentro de este marco ha de considerarse la importancia de proyectar un lector ideal que no solo tenga en cuenta las estructuras explicitas e implícitas del texto sino que promueva esas estructuras formales a niveles más completos de significación en donde “la crítica literaria responde con mayor fuerza a la forma y el lenguaje tomando el significado del texto en relación con otros textos, códigos y normas que rigen la literatura y la sociedad” como lo propone Lotman. Tras la generación de un canal de comunicación entre las obras, a través del dialogismo planteado por Bajtin, en donde bajo una ley colectiva las obras se van tejiendo por medio de un entrelazado cultural que la relaciona con el universo exterior a ella, generando un dialogismo entre los vaivenes de su presente y pasado, pautando quizas un lector que consolide su interpretación en la experiencia.
Asimismo puede afirmarse que el estructuralismo promueve la formación de un lector ideal, con la capacidad de presentar preguntas más amplias sobre el significado cultural e ideológico del texto; estableciendo una relación de significación entre elementos culturales que derivan su interpretación de otros elementos en el mismo sistema, en donde las acciones, eventos y objetos adquieren sentido dentro del sistema cultural en que se desarrolla, bajo el equipamiento cognoscitivo esencial para descifrar la obra; haciendo del lector uno solo, en la triada texto-autor y lector ; permitiendo la formulación de multiplicidad de interpretaciones en la pluralidad del texto. De esta manera como lo señala Barthes en esa búsqueda del lector ideal, se toma la intención del autor de la obra como un elemento más de interpretación que conlleva a la creación activa por parte del lector a través de un análisis textual que construye significado, dentro de un proceso enriquecedor válido en la interpretación de la misma, a través de una lectura abierta que da paso a la libertad de cualquier limitación, desplegando diferentes tipos de significados a través de códigos o lexías que posibilitan la organización estructural del texto y la percepción significativa de la naturaleza del mismo. Es así como la obra deja de ser inerte a través del lector y este a su vez deja su inercia y docilidad frente a la línea sugerida por el autor en un continuo trayecto en donde se separa de la obra para seguir su propio recorrido.
De modo que el problema no es la definición de características internas o externas de la obra promovidas desde la crítica en su trayectoria, sino el encontrar el punto en que la existencia de la misma se descubra tras la conciencia del lector, quien recurre a múltiples signos que componen el texto para crear significado, tras la sensibilidad y la emoción de la lectura, es decir, el proceso de percepción que permitió entrar en un juego de múltiples significaciones que en primera medida exigen la definición estructural de la obra en su orden y ley y luego en la contribución a la constitución de sentido requiere que haga uso de la experiencia dialógica para contextualizar esos elementos o códigos con el medio cultural del seno en que se produjo.
Por todo lo anterior y ya para concluir el análisis crítico de una obra literaria se presenta como un proceso inacabable de datos y elementos parciales que deben sumarse e integrarse activamente dentro de la unidad estructural que vincula las relaciones internas entre elementos y el todo; caracterizando la obra como un mundo dentro de otro mundo más amplio; proyectado hacia el perfeccionamiento de un lector ideal autónomo propuesto como un individuo que no haga impresiones de la realidad sino que descubra su sensibilidad para encontrar referentes o signos que en el trayecto critico deben aceptarse o situarse dentro de una comprensión global de la obra y por ende la construcción de un conocimiento unitario de retroalimentación entre lector, autor y contexto.


CONCLUSION ENCUENTRO 2
Tanto el lector como el escritor desempeñan funciones en la lectura. El lector se desenvuelve en el papel del autor y protagonista de la historia para dar vida al texto, de esta manera se va creando un papel critico ejercido por el lector que no consiste en solo juzgar si no en crear su propio lenguaje de forma directa con la obra, para ello el estructuralismo postula un lector critico capaz de identificar elementos precisos que le dan sentido al texto y que actúan como códigos que construyen un significado parcial que se fortalece y complementa en el contexto del lector. Para esto el lector requiere de una buena documentación, desarrollando una buena competencia enciclopédica que le permita abordar con más argumentos la lectura, desprendiéndose de la línea planteada por el autor haciendo su propio análisis e interpretación de la obra, en donde esta es un mundo dentro de un mundo más amplio.

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